Charles Bukowski


Muchos dicen que Bukowski es un escritor para gente que no lee, para adolescentes, para modernos. Que su estilo es muy vulgar. Que si lees un libro suyo ya has leído todos. 

Bien es cierto que su forma de escribir es muy directa y cruda, por algo se encuadra dentro del realismo sucio. También es cierto que sus libros son monotemáticos, en gran medida autobiográficos, y es que Bukowski escribe casi siempre anécdotas de sus días de borracheras o alguna historia inspirada en ellas. Esto no es malo, Bukowski tiene mucho más que contar que muchos filósofos baratos. 

Lo mejor de Bukowski es la sinceridad. Bukowski no se casa con nadie. Le cae mal todo el mundo (algo que siempre es apreciable) y en especial los poetas, aunque él mismo se identifique como tal. No quiere adoctrinar, se la sopla lo que piense el lector antes y después de leer su obra, y eso se nota en cada párrafo que escribe. Él va a lo suyo.

He leído casi todo lo que Anagrama ha publicado de Bukowski (cuentos, novelas y ensayos). De la poesía paso, sea de quien sea. Con todo he disfrutado con un enano, excepto con uno de los tomos: Pulp. La última novela que escribió. Quiero pensar que fue un regalo a su esposa para que la publicase a su muerte y cobrar los derechos de autor. No quiero pensar que esa última novela de Bukowski forma parte del resto de su obra. Hay un buen chascarrillo al principio sobre John Fante, un juego de palabras, y es todo. El resto es una maraña de las habituales anécdotas de borrachos, con una parafernalia surrealista que simplemente no encaja. Sin ritmo, cansina, desesperante. 

Bukowski sí. Pulp no.